domingo, 25 de enero de 2009

Nací libre

CATALINA PASTRANA


Nací libre, y al respirar la libertad
comprendí que era bello vivir.
Vivir aferrada a la verdad que comprende mi existencia
en la infinita medida de todo el universo.


Nací libre, y amé la libertad.
Amé la libertad como el cóndor
en las nevadas alturas de los Andes,
como el ave que cruza en el espacio
y que desciende en paz
para posarse entre las copas de los árboles.


Nací libre, en esa dimensión del ancho cielo
y en esa inmensidad del mar abierto.
Libre tiene que ser mi pensamiento
para tocar los nublos, y para cortar el viento.


Quiero sentirme pluma, quiero sentirme ave,
desprenderme del suelo y cruzar por el espacio,
quisiera ser gaviota para extender los brazos
y sentirme en libertad en pleno vuelo.


Vivir en paz, y en esa libertad que el hacedor me ha dado.
Vivirla y repetirla a cada paso,
pero mi voz se calla...


¿Puedo hablar de libertad frente al hombre
golpeado por la estafa, y frente al engaño de palabra falsa?


¡Hablar de libertad cuando la justicia se pone en
las manos que le pagan, es algo que me cansa!
¡Hablar de libertad frente al ladrón que roba un mendrugo de pan,
es algo que me sangra!


¡Cristo Dios, no puedo sentirme libre
frente al cansancio de un hombre,
y en su inútil esfuerzo sobrehumano!


¡No puedo Señor, hablar de libertad
cuando el hambre se está convirtiendo en lágrimas!


¿Cómo hablar de libertad cuando el hermano
se transforma en fiera y ataca por la espalda,
por la mano parricida que la ataca?


¡Hablar de libertad cuando se pierden los valores
y las cárceles estallan, es algo que me amarga!


¿Alguien se siente libre cuando la razón se calla?

¿Cuándo se confabulan la fuerza y el poder para formar murallas?

¿Puedo sentirme libre cuando está dividida la sangre de mi raza,
y cuando el poderoso anula al miserable?

¡Qué triste es la libertad a ese precio,
y que desprecio a la libertad sin esperanzas!


¡Cómo hablar de libertad cuando el odio
comprende la dignidad del alma!


¡La pobreza humilla, y humilla la injusticia!
¡Pero nos sentimos libres!
Libres cuando la codicia ha puesto barreras que nos atan.


Nací libre, pero me siento atada...
quizá en la realidad sólo soy un mundo,
pero el instinto de libertad me lleva a las alturas,
a la brisa del mar, y a la húmeda espesura...


¡Me lleva a esa tibia oquedad donde el amor anida,
y donde el ave canta!

¡Quiero sentirme libre!
¡Libre como el cóndor para alcanzar las nevadas alturas de los Andes!
¡Quiero sentirme pluma, quiero sentirme ave!
¡Quiero ser gaviota en el silencio de todas mis palabras!

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