domingo, 26 de abril de 2009

Carta a mi madre

Miguel Ángel Menéndez Reyes


Diciembre de 1926

Madrecita linda:

Todos mis cariños se dispersan,
y todos mis rosales se deshojan,
y todas las fragancias se me alejan.

Sólo me quedas tú, piadosa y blanca,
como nombre de amor entre mis quejas,
como hilo de agua en el desierto,
como rosa de luz entre la selva…

Eres igual a un árbol cuya fronda
llena de nidos nos protege y canta.

Madrecita linda:

Tus lágrimas se han vuelto gemas;
deja que las engarce yo
en el hilo de oro de un poema
y hacer así un collar para tu amor.

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